por el señor Snoid
Crean que estamos preocupados. O, en lenguaje llano, estamos
hasta las narices. ¿De qué? De que mientras la ultraderecha avanza por doquier,
mientras se restringe la libertad de expresión, mientras nuestras libertades
civiles se estén convirtiendo en meros espejismos, la progresía que se dice “de
izquierdas” se interese por temas como el maltrato animal, la cuota
hombres/mujeres en puestos directivos, el lenguaje inclusivo o los sufrimientos
del colectivo LGBT dentro de los confines del Imperio ruso (los padecimientos
de los “otros” rusos parecen importar poco). No decimos que estos asuntos
carezcan de importancia (unos más que otros, claro); sin embargo, ¿qué fue de
los derechos de los trabajadores? ¿Qué función tienen hoy en día los sindicatos?
¿Cómo es posible que una pareja trabajadora, con sólo dos o un único hijo, o
ninguno, se las vean y se las deseen para llegar a fin de mes? ¿Qué pasó con el
derecho a “una vivienda digna”? ¿A nadie le importa vivir dentro de un Totalitarismo
Capitalista?
Y esto, ¿qué tiene que ver con el cine? Pues que
dentro de la perversa ideología o no-ideología que se nos pretende inocular
está eso que se sintetiza en el horrible sintagma políticamente incorrecto, mantra que debe estar presente también en todo producto audiovisual,
sea para adultos, para niños o para mascotas. “Amémonos los unos a los otros
mientras dejamos que nos pisoteen” podría ser el primer mandamiento de esta
moral laica tan perversa como la religiosa (ya perdonarán el tono apocalíptico),
con la diferencia de que una está sustentada en el capitalismo y la otra en
siglos de tradición teológica (con abundantes dosis de capitalismo, cierto:
aquí todo el mundo ha leído a Max Weber).
El cine siempre ha sido un instrumento ideológico (Pero Grullo
nos ha ayudado a saltar esta valla). Lo que nos parece notablemente mezquino es
el revisionismo bienpensante que se aplica (casi siempre desde una ignorancia
apabullante y una total carencia de perspectiva histórica) al cine del pasado.
Hace poco se cumplieron 90 años del primer gran éxito de
Disney, Steamboat Willie, que fue también la puesta de largo del ratón Mickey. Lean unos pocos
comentarios acerca del aniversario, pues los “aniversarios” son también una de
las piedras angulares de la cultura de hoy:
La historia de "Steamboat Willie" es floja,
políticamente incorrecta y tiene poco o ningún diálogo. Pero el personaje marcó
un hito en el mundo de la animación con su pista de sonido sincronizado, en la
que Mickey silba y lanza frambuesas al irascible Capitán Pete, un gran gato que
mastica tabaco. En unos siete minutos, los espectadores ven al Capitán Pete
echando a patadas a Mickey Mouse del cuarto de máquinas; luego el ratón sube a
bordo a Minnie con una grúa; balancea al gato por la cola, ahoga a un ganso y
toca un teclado sobre unos cochinillos, mientras suena una canción folclórica
desde las tripas de una cabra.
La Voz de América
Foi a 18 de Novembro de 1928 que aconteceu a
estreia de "Steamboat Willie", a primeira animação da autoria de Walt
Disney em pareceria com Ub Iwerks. Nesta trama, Mickey é um marinheiro que vive sob a prepotência
de "Pete", o capitão do navio, personagem que se viria a tornar
"João Bafo-de-Onça". O capitão masca tabaco, Minnie mostra a sua
lingerie, a banda que dá música aos tripulantes recorre a animais como
instrumentos musicais e tudo isto ainda hoje está conotado como politicamente
incorrecto, imagem que Walt Disney iria corrigir mais tarde.
Porto Canal
Some earlier cartoons have been edited or completely
shelved because of content that wouldn't exactly go over with the public these
days. One is the previously mentioned Steamboat Willie—there's a scene that involves what would
be considered animal cruelty today when Mickey swings a cat around by its tail
and uses a goose as bagpipes.
L. A. Times
Juzguen ustedes mismos si esta horda de fariseos está en lo
cierto o más bien sus reparos se deben a esa hipocresía moral que es una de las
señas de identidad del mundo de hoy:
Suponemos que a esta gente tan moralista le preocupa sobre
todo el devastador efecto que estas imágenes pueden provocar en el
impresionable cerebro de los niños. ¡Como si a la Vanessa y al Jonatán no les
regalaran un iPhone15 por su primera comunión y no pudieran ver todo tipo de
salvajadas en formato HD! Porque desde los cinco o seis añitos ya tenían un
móvil de capacidad inferior en el que veían lo que se les antojaba. Dejando de
lado el hecho de que, hoy en día, a los niños, sean de 5 o 35 años, las
imágenes en blanco y negro o cualquier cosa que parezca una pieza de
arqueología les parecen una antigualla, un tostón y una absoluta pérdida de
tiempo. Imaginamos que a estos guardianes de la conducta bienpensante les
encantaría, por ejemplo, censurar El show de Rasca y Pica que ven los Simpsons y, ya puestos,
censurar todo aquello censurable, pese a que el cine de animación actual, en
líneas generales, sea de una corrección política extrema. Comparen los
productos Disney/Pixar o Dreamworks con las viejas películas de Disney. No
discutimos que el tío Walt fuera un genio. Ni tampoco negamos que fuera un
visionario (todas las productoras grandes han acabado por imitar su modelo de
negocio: explotación diversificada de un producto en parques temáticos,
juguetes y quincallería varia). Lo que no quita para que nuestro hombre fuera
asimismo un tanto, ejem, sociópata. Porque, ¿quién sino Walt se habría atrevido
a matar a la madre de Bambi, o a mostrar que Bambi pasaba de su adorada Falina
y del retoño de ambos? Por lo
menos hay que reconocer que, a ratos, los animales se comportaban como
animales, no como seres humanos portadores de grandes dosis de moralina. O esa
increíble escena de Dumbo, película que es un auténtico manual de atrocidades, en la
que los obreros negros levantan la carpa del circo cantando esta significativa
tonada:
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Jala! ¡Jala!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Jala! ¡Jala!
De día y de noche igual
es trabajar sin descansar
pues no quisimos estudiar.
¡Cava! ¡Tira!
¡Cava! ¡Clava!
¡Cava! ¡Tira!
¡Clava! ¡Clava!
Cuando otros a dormir se van
y descansando en su casa están
los peones trabajamos más.
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Jala! ¡Jala!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Jala! ¡Jala!
La paga se nos va en gastar;
jamás podremos un centavo ahorrar,
porque lo que ganamos todo lo gastamos.
Trabajar por la comida y una cama de aserrín.
Ni la lluvia ni tormentas nos habrán de detener.
Hay que levantar el circo, al patrón hay que servir.
¡Jala! ¡Ya!
Qué belleza, qué audacia y qué píldora ideológica tan
característica del momento en que se realizó (1941). Esto sí que es cine político
y no el agit-prop
que intentaron hacer un Eisenstein o un Godard, quienes, en comparación, sí que
hacían cine para niños... Comparen Dumbo con El Rey León, una pesadilla fruto de un enfebrecido estudiante de
guión al que en la asignatura de “Literatura inglesa” le obligaron a leer Hamlet y en la de “Análisis fílmico” a ver
Centauros del desierto; o con cualquiera de los recientes productos Disney/Pixar. Estos no
carecen de adoctrinamiento, pero algunas consignas se han añadido, otras se han
silenciado y algunas son recurrentes y se vierten una forma un tanto más
encubierta (en el mejor de los casos). Volveremos a ello próximamente, y
daremos un repaso a magnas obras como las Merrie Melodies, Pixie y Dixie, la animación checa, las
genialidades de Chuck Jones o cómo la Disney pasó de realizar películas como Pinocho a Tod y Toby, y como daño colateral, de 20.000
leguas de viaje submarino a Polyanna...
Te has currado los ejemplos de las escenas que serían prohibidas ahora, pero no lo eran, de esa hipocresía moral y conceptual que nos tiene aplastados. Se agradece.
ResponderEliminarPero me referiré al desolador primer párrafo.
En este país, las "izquierdas" han puesto fácil casi siempre la labor del enemigo de clase. Me ha costado siempre leer novelas o relatos de la guerra civil, o ver películas del mismo tema, porque primero me enfurezco y luego me deprimo. Una guerra que estaba ganada dr perdió por las divisiones. Los comunistas dedicaban tiempo a perseguir troskistas o a oponerse a ellos. Los anarquistas, en el campo bélico, atacaban o no lo hacían dependiendo de las tareas a las que estaban entregados...
Y llegamos a la "izquierda" de los últimos años, con dementes entregados a los animalers, etc., en lugar de a fortalecer una situación y promover, desde dentro, sus causas laterales. Carecen de concentración en lo importante: su vida como personas que viven de un trabajo, si lo tienen. Si no lo tienen, de un respaldo del Estado que sea claro y suficiente.
Todo esto empezó, tú eras demasiado joven, cuando en el año 80 Thatcher controló el Gobierno de Inglaterra y Reagan el de Estados Unidos. Los dos se presentaron para acabar con el poder nefasto de la clase trabajadora. Y lo consiguieron en parte, pero sobre todo iniciaron una era de apoyo a las grandes empresas y el sector financiero que, pasova paso, nos ha llevado a la situación actual: "Vencido y desarmado el pueblo, hemos alcanzado nuestro últimos objetivos".
40 años de pérdidas graduales sin que la izquierda hiciera nada para impedirlo. Solo algunos tímidos avances en sus etapas de gobierno que eran arrasadas en cuanto llegaba la derecha, que ponía el listón más alto de como estaba cuando gobernó una izquierda que, para poder mantener la economía de las cifras, se plegaba a la ideología del Gran Capital.
Ahora, ya no es necesario que de vez en cuando nos regalen migajas. LA educación y la sanidad pública se sosgtienen por inercia, pero no podrán resistir las desestalizaciones que nos aguardan.
Si encuentras a un animalista que se diga de izquierdas, preséntamelo y pasaremos un buen rato.
Gracias por tu post.
Thatcher, Reagan y Juan Pablo II (a quien quería todo el mundo). Sí: leer "Homenaje a Cataluña", los "Campos" de Max Aub y otras tantas es una experiencia deprimente.
ResponderEliminarRespecto a la cretinización de la izquierda, un factor importante (entre muchos otros) es que se ha perdido la conciencia —y el orgullo— de clase. Se le hizo creer al currante que era "propietario" y no "proletario", y cuando ha despertado del sueño parece que ya es demasiado tarde... De todas formas, soy relativamente optimista: esta situación en la que estamos (que sin duda irá a peor) acabará por estallar...