Por el señor Snoid
“Soy un ser contradictorio. Soy tan patriota como el que más, pero si me hablan de codicia empresarial, entonces soy un maoísta”
“Soy un ser contradictorio. Soy tan patriota como el que más, pero si me hablan de codicia empresarial, entonces soy un maoísta”
John
Milius
Milius guionista (II)
Como les contábamos en la entrega
anterior. Milius comenzó muy pronto a destacar como guionista. De hecho, su
guión preferido, el de Apocalypse Now,
data de una fecha tan temprana como 1969. Coppola declaraba hace poco que “Todo
lo bueno que hay en el film se debe a John”, aunque nos tememos que Francis
hizo esta afirmación un día que se olvidó tomar su ración de litio. Pero, a
diferencia de la opinión más extendida —que sólo “lo del surf” es de John y el
resto de Francis—, buena parte del film que se estrenó en 1979 fue escrito por
Milius: Coppola improvisó la escena inicial con Martin Sheen en la habitación
del hotelucho, la muerte de Clean
mientras suena la cinta grabada por su madre y la parte final con Brando.
Obviamente, John estaba insatisfecho con el tratamiento que Coppola dio al
personaje de Kurz y años después rodó un film que mostraba a un Kurz nada
torturado y con grandes ganas de disfrutar de la vida: el Leroy de Adiós al rey.
Asimismo, en esta primera época Milius
escribía guiones en los que ni figuraba su nombre. Tres guionistas aparecen en
los créditos de Harry el sucio y
ninguno es John. Como consideró que la peli era una parida de acción, Milius ni
se molestó en apelar a la comisión de arbitraje. Pero es obvio que ciertos
diálogos son inequívocamente suyos, propios del hombre que le hizo decir al
coronel Kilgore aquello de “Charlie don’t surf!” o “Me encanta el olor a napalm
por las mañanas”.
La secuela, Harry el fuerte (Magnum Force),
aquella que mostraba las tropelías de un “escuadrón de la muerte” de la poli de
Los Ángeles con el objetivo nada sutil de hacer ver que Harry no era tan
fascista o que había polis mucho más fascistas que él, es una memez de tal
calibre que parece mentira que fuera co-escrita por Milius y Michael Cimino. En
la siguiente, Harry el ejecutor,
aquella en la que Clint se enfrenta a una especie de Frente Simbiótico de
Liberación, John se limitó a pulir algunos diálogos.
Es interesante comparar el retrato que
Milius hizo de Harry Callahan con el del agente del FBI Melvin Purvis, el
hombre que mató (o ejecutó) a John Dillinger. En su primera peli como
realizador, Dillinger, el
protagonismo recae no sobre el famoso atracador de bancos, sino sobre el agente
que le persigue. Y la descripción que de él hace Milius no es nada agradable;
Purvis tiene la curiosa costumbre de encender o mordisquear un puro antes de
matar a un criminal:
Purvis (Ben Johnson) está celoso de la
popularidad de Dillinger (Warren Oates), quien no es precisamente un angelito
—tal y como nos lo muestra el film, pero durante la época de la Gran Depresión
la plebe le consideraba una especie de Robin Hood. Esta escena ejemplar muestra
el carácter y las motivaciones de Purvis:
La elaborada secuencia final de la
muerte de Dillinger humaniza un tanto al implacable Purvis, Como en sus pelis
bélicas, Milius tiene claro que para capturar a un asesino hay que ser un
asesino, y que para ganar una guerra hay que convertirse en un asesino más
cruel que tus enemigos:
Para el Milius guionista más triste, si
cabe, fue la experiencia de Gerónimo.
John había escrito un guión centrado en el punto de vista del guerrero apache,
pero el director Walter Hill y los productores pensaron que aquello iba a ser
una catástrofe comercial y añadieron dos narradores (blancos, por supuesto): un
teniente recién salido de la academia interpretado por Matt Damon que nos
“explica” la historia y cómo eran los apaches en la Arizona de la década de
1880, y un personaje central, el teniente Gatewood, el militar que localizó a
Gerónimo en las montañas de Sierra Madre. La peli fue una catástrofe comercial.
El
Milius pacifista
No, no estamos exactamente de coña.
Veamos someramente una peli que se acostumbra a tildar de “propaganda de la era
Reagan”, Amanecer Rojo. El film narra
la invasión de los EEUU por parte de soviéticos, cubanos y nicaragüenses. Y son
los adolescentes del pueblo donde se centra la historia quienes resisten al
comunista invasor. Sin embargo, los jóvenes, que al comienzo están un tanto
verdes en cuanto a la “guerra de guerrillas”, no tardan en cogerle el gusto a
matar gente hasta convertirse en unos auténticos monstruos que no vacilan en
ejecutar a uno de sus amigos de la infancia acusado de delator. Al final del film,
todos están hartos de la guerra: los resistentes, los cubanos y los soviéticos,
tal y como se ve en la penúltima escena, que recuerda un poco al final de Dillinger:
Y el hombre que fue rechazado por el
ejército y declarado “inútil para el servicio” por una dolencia asmática (que,
sin embargo, no le impidió practicar el surf hasta que se puso como un tonel a
sus cuarenta y pocos años) no dudó en rodar esta escena de El gran miércoles, donde los jóvenes protagonistas hacen todo lo
posible para evitar que les manden a Vietnam:
Escena humorística en una película
fundamentalmente triste y amarga: el fracaso vital de sus tres personajes
masculinos sólo se suaviza por los recuerdos de cuando eran unos héroes en las
playas californianas, algo que, por otro lado, acentúa el patetismo del film y
subraya la sensación de “ilusiones perdidas” que alberga la narración.
Curiosamente, este iba a ser el gran
éxito de Milius. Antes del estreno, Spielberg, Lucas y él intercambiaron un
punto de sus porcentajes de beneficios por los films que iban a estrenar: Lucas
por La guerra de las galaxias,
Spielberg por Encuentros en la tercera
fase y Milius por El gran miércoles.
Tras el fracaso en taquilla del film de Milius, Lucas exigió que le devolviera
su 1%. Nosotros, lo reconocemos, de haber estado en la piel de John nos
hubiéramos reído a carcajadas y le habríamos soltado lo de “Santa Rita, Rita,
Rita...”. Sin embargo, Milius se lo
devolvió. Y es que a este hombre lo del dinero le importa bien poco...
Y en Amanecer Rojo, Milius vuelve a demostrar su bizarro sentido del
humor:
En la tercera y última parte hablaremos
del Milius anticristiano, de Milius y las mujeres (esta vez sí) y del Milius
guionista en la sombra (actividad en la que hay abundantes sorpresas).