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Rock
y cine español: Suck it to me
Pues sí que hay
una biografía de Bruno Lomas, ¡Chico,
chica Boom!, aunque muy alejada de la verdad histórica y demasiado temprana
(1969) para que nos ilustrara adecuadamente sobre la espantosa decadencia del
ídolo. Haría falta además explotar el talento y la veta sórdida de un Zulueta o
de un Villaronga para adentrarse en los aspectos más falleros del reino de
Valencia, que es el telón de fondo de las aventuras más siniestras de nuestro
héroe. Sin embargo, las pelis de Richard Lester con los Beatles dieron un
empujón al cine patrio y montones de artistazos tuvieron sus films: los Bravos,
Raphael (el niño de El Pardo), Massiel, Serrat y varios más. Probablemente la
cumbre sesentera se alcanzó con la abstracta obra de ciencia ficción metafísica
Juan y Junior en un mundo diferente,
incursión en el cine fantástico más extremo que no se parece mucho a la anterior
–e infinitamente mejor– obra de Olea, El
bosque del lobo. También se podría salvar Un, dos, tres, al escondite inglés de Zulueta, una peli pop-art que ha envejecido bastante bien.
Sin embargo, fue
con lo que se dio en llamar la movida
madrileña cuando el cine español se apuntó a las corrientes foráneas que
había entonces o que ya estaban totalmente extinguidas, como el punk, el glam, los “nuevos románticos” y demás. Y
si no incluyeron el Ska es porque no
había ningún negro antillano disponible por aquí. Claro exponente de este
momento fue Pedro Almodóvar, quien además de sus cortos y de sus primeras
películas pop, formó un espectacular dúo con Fabio Macnamara. Y aquí cambió
para siempre la historia del cine y del pop hispanos. Porque si Pedro hubiera
seguido con la música ahora sería conocido como el Liberace de La Mancha, no como el ganador de dos Óscars, decenas de
premios internacionales y cineasta respetado que es hoy en día. Muy pronto
Pedro dejó sus devaneos con el pop más petardo, y como siempre ha sabido
tomarle el pulso al público, y ya que en cierta época los pijos y las pijas
consideraban moderno y molón algo tan detestable como el trío Los Panchos,
Almodóvar empezó a incorporar boleros a tutiplén en sus films. Daba igual que
los interpretara aquella anciana cantante mexicana ataviada con poncho, Chavela
Vargas, de quien Pedro afirmó delicadamente: “Esta mujer canta como le sale del
coño”. Es posible. Pero a nosotros se nos antoja que ese coño estaba un tanto
desafinado. También los cantaba Luz Casal, aunque la cara la ponía Marisa Paredes.
Algo coherente, pues la actriz siempre tuvo cierto aire de travesti y encajaba
a la perfección en el universo almodovariano.
Cuando
el roquero se mete a director
Un fenómeno que
suele pasar muy desapercibido, porque nadie repara jamás en estas películas,
excepto en las de Rob Zombie. Claro que sería difícil catalogar a Antón Reixa o
a Pablo Carbonell como músicos: sobre todo a Reixa no nos atrevemos ni a
catalogarle como ser humano. Otros casos muy bellos e ignorados son los de la
cantante transformista Madonna, la musa del PSOE de los 80 Ana Belén, el rapero
Ice Cube o el expunk y hoy anciano enfant
terrible Vincent Gallo: ¿a que nadie de ustedes es capaz de citar una
película dirigida por estas personas que se dedican o se dedicaron presuntamente
a la música? Normal: nadie las ha visto, y es que incluso dudamos que existan…
Dado que es un
titán, se suele recordar que Bob Dylan dirigió una película, Renaldo y Clara. A Bob le debió de
gustar esto del cine a raíz de su impresionante interpretación en Pat Garret y Billy The Kid de Peckinpah
(no: ni era Pat ni era Billy). Ya lanzado, Bob hizo un largo de cuatro horas
que alternaba un concierto de Renaldo (Dylan), quien interpreta canciones de
Dylan y parece Dylan, los follones legales del boxeador Hurricane Carter y un docudrama que retrata a Renaldo con su
compañera sentimental Clara (Sara, la mujer de Dylan: sí, a ratos esto parece
un episodio largo de Ésta es su vida).
Este batiburrillo no agradó a los productores ni a los exhibidores, que
decidieron cortar dos terceras partes y dejar sólo el concierto. Pero sepan
ustedes que nosotros preferimos la versión larga, no porque sea mejor, sino
porque es mucho más bizarra y pretenciosa.
Hay
que complacer a las fans, piensa Bob, digo Renaldo
Otro músico
auténtico que se atrevió a ponerse tras las cámaras fue Frank Zappa con sus 200 Motels. La cosa va sobre los
avatares de una banda en medio de una gira, y resulta más interesante que la
sobrevaloradísima Casi famosos de
Cameron Crowe. Por lo menos Keith Moon interpreta en la de Frank a una monja
ninfómana y Ringo Starr a Larry el Gnomo.
Aunque la que ha
triunfado estrepitosamente detrás de la cámara es una mujer, icono de los gays
más melódicos, Barbra Streisand. Ya saben, El
príncipe de las mareas, Yentl o El amor tiene dos caras. Y como bien se
decía en In&Out, “Si te sabes el
título del cuarto LP de Barbra es que eres gay”.
Pues
sí: la peli es como el póster
Documental
y rock: colgados por el mundo
Estos films,
sobre todo los antiguos, tienen la gran virtud de mostrar que, sin la ayuda de
músicos profesionales de estudio, de un arreglista y de un productor, ciertos
artistas suenan francamente mal cuando tocan en riguroso “directo”. El
documental más famoso es sin duda Woodstock,
peli en la que tocan decenas de estrellas mientras un millón de hippies se
revuelca en el fango. Es interesante observar que las condiciones higiénicas de
este tipo de saraos no han cambiado mucho con el tiempo, pues si usted tiene la
loca idea de asistir a un festival de ¿música? electrónica de hoy, tipo Boom, le será difícil encontrar un lugar
adecuado para hacer sus necesidades sin vomitar previamente. Pero es que el
rock siempre ha significado aventura.
También es un
asiduo de este tipo de film el cineasta más sobrevalorado de todos los tiempos,
Martin Scorsese, quien realizó el concierto homenaje a The Band, The Last Waltz y posteriormente Shine a Light, documental sobre los
Stones donde aparecen hasta Bill y Hillary Clinton, demostrándonos una vez más
lo subversivo que el rock puede llegar a ser. Martin ha hecho otras cosas sobre
estrellas del rock y blues, como George Harrison, Bob Dylan, un episodio de la
serie The Blues, etc., pero estamos
convencidos de que no las ha dirigido él. De hecho, es evidente que “su” episodio
de The Blues fue dirigido por el
artista y musicólogo Corey Harris y las otras han sido cosa de sus ayudantes y
montadores. Martin también tiene un negro que le escribe los prólogos y los
artículos. Pero no nos tiren más de la lengua…
Del
cine al rock
Curiosamente, el
cine sí que ha dejado su impronta en el rock. Les pondremos un hermoso e
inesperado ejemplo. Posiblemente ustedes creen que no existe la menor relación
entre el rock y John Ford, ¿verdad? Pues se equivocan, porque El Viejo tocaba
todos los palos, siquiera inconscientemente. En Centauros del desierto Ethan Edwards repite varias veces el mismo
sonsonete: “That’ll Be the Day” (que en la versión doblada se traduce en una
ocasión como “Cuando las ranas críen pelo”).
La película fue
un gran éxito popular en 1956, que no de crítica –sólo Bazin habló bien de
ella. Y como parte de la acción transcurre en Texas, Buddy Holly y sus
compinches, tejanos de pro, acudieron a verla y, como eran algo así como los
nietos de los personajes blancos de la peli, aplaudieron a rabiar cuando John
Wayne le arranca la cabellera a Scar. Y al año siguiente consiguieron su primer
número uno con una canción titulada… That’ll
Be the Day.
Buddy
hecho un brazo de mar
No
paró ahí la cosa, porque el único grupo que en el periodo 1962-63 hizo frente a
los Beatles tomó su nombre del título original de la película: The Searchers,
en efecto:
Asimismo, el
rock ha servido de fuente para hacer parodias cinematográficas con mayor o
menor gracia. Nuestra favorita es una versión del gran éxito de los Beatles She Loves You. Conviene recordar la letra:
She loves you, yeah, yeah, yeah
She loves you, yeah, yeah, yeah
She loves you, yeah, yeah, yeah, yeah
You think you lost your love
Well I saw her yesterday
It's you she's thinking of
And she told me what to say
She says she loves you
She said you hurt her so
She almost lost her mind
And now she says she knows
You're not the hurting kind
She says she loves you
You know it's up to you
I think it's only fair
Pride can hurt you too
Apologize to her
Because she loves you
She loves you, yeah, yeah, yeah
She loves you, yeah, yeah, yeah
Yeah, yeah, yeah
Yeah, yeah, yeah, yeah
Y
ahora escuchen la “nazi version” que realizó Peter Sellers de esta canción.
Pueden hallar las otras versiones en el mismo lugar:
Nota
Bene: como este blog trata de cine, nos negamos en redondo a hablar de Easy Rider.
Estimado Señor Snoid:
ResponderEliminarSi difícil parece unir cine y rock, asociar esta música con Almodóvar y Barbra Streisand, es hilar con la cola de un espermatozoide.
También me parece muy endeble la conexión con John Ford. Es como decir que Béla Lugosi está unido al rock, porque en las portadas de los dos primeros Lps del grupo Love, aparecen sus miembros posando en las ruinas de la mansión del actor. Al menos Arthur Lee escribió e interpretó junto a Love, la canción que daba título a la película Thomasine & Bushrod.
Y sí, Easy Rider es un horror, pero su banda sonora es estupenda. También es mala The Last Waltz, seguramente debido a la impericia de Scorsese, así todo el concierto es fabuloso.
Vi una película de Vincent Gallo, Buffalo 66, hará cerca de veinte años, y no la recuerdo con desagrado. También un video que dirigió para la canción Going Inside de John Frusciante, pero el presupuesto de Warner se les debió de ir a los dos por la vena.
Se me ocurren otras conexiones estrambóticas entre cine y rock, pero aquí lo dejo.
Suyo afectuoso, R. Chipeska
Apreciado Chipeska,
EliminarPues sí: esa unión entre Barbra y Almodóvar con el rock parece disparatada (¡qué desdoro para Barbra!), pero a nadie le escandaliza que se una a Almódovar con el cine...
Disentimos en lo de Centauros del desierto; la cuestión está probada: tanto Holly como The Searchers admitieron en su día que se inspiraron en la película de Ford...
No se nos había ocurrido la conexión The Castle-Bela-Love. Pero entonces hubiéramos hecho más bien la asociación pop-rock con "método de interpretación austro-húngaro" ( o Método Bela). ¿A qué Love se refiere usted? Porque la peli que cita es de 1974 y por ese entonces Arthur usaba el nombre cuando le convenía... Y es que, mire que nos duele reconocerlo, pero Love ya estaba acabado en 1968 (con Four Sail) y Arthur también, por mucho que los fans nos empeñemos en negar la mayor. Podría haber citado usted "7&7 is" que aparece en cientos de películas...
Es usted la segunda persona que conocemos que ha visto Buffalo 66. Si es que salimos poco de casa, mecachis...
Como siempre, agradecidos por sus atinadas enmiendas y sugerencias...
No disiento con usted en lo de Centauros del Desierto. Seguro que inspiró a Buddy Holly y The Searchers, y Ford y sus películas a otros muchos en el mundo del rock. Es más la sensación de que estaba pasando de puntillas por el tema, pero no lo tome como reproche o enmienda.
EliminarPor otro lado, no sea muy duro con el bueno de Arthur Lee, que de puro antipático era simpático, por haber utilizado la marca Love hasta el final de sus días. Hay casos mucho mas lamentables. Además la formación de aquellos años 73-74 era bien pinturera y en una de las últimas reencarnaciones de la banda hasta reaparecía Johnny Echols.
En cuanto a las canciones, no es lo mismo que se incluya una en una banda sonora, como en el caso de Seven & Seven is, o la versión de My little red book, o Always see your face, que escribirla específicamente para una película.
Decirle que a mí sí me escandaliza que se una a Almodóvar con el cine, y con el rock, y con los boleros, y con casi cualquier cosa...
Finalmente, soy yo quien le agradece que me permita hacer comentarios a sus artículos.
Atentamente, R. Chipeska
Querido Chipeska:
ResponderEliminarNo, si no deseamos ser duros con Arthur. En el fondo, cuando a veces nos planteamos lo mal que llevó su carrera ese hombre, pensamos: "¿Le apreciaría más si hubiera tenido el mismo éxito que Morrison y The Doors?" (vecinos y compañeros de casa de grabación). Pues no sabemos. Porque ya es un logro que cada disco que sacaran vendiera menos que el primero -que Forever Changes tuviera menos repercusión que Da Capo parece casi imposible, pero así fue... Y sí, no es lo mismo una canción escrita en exclusiva para peli que "canción de culto que llegó al 55 en el 1967 y que ahora voy a poner en esta peli de surf y maderos". Razón que le sobra a usted. Y sí, Arthur debía ser un canalla, pero el hecho de que el único miembro de la banda que ha dejado memoria escrita de esos años -Michael Stuart Ware, "Entre bastidores"- no cargue las tintas sobre los aspectos más desagradables de Arthur, da qué pensar...
Tengo la sensación, Sr. Snoid, cuando habla de cine y rock (en España) de que o he ido poco al cine o hemos vivido en planetas distintos. Varias de las pelis a las que se refiere (quitando a Almodóvar y poniendo en negrilla a Bruno Lomas) me hubiera encantado verlas... pero no había money y no las ponían en las baratísimas sesiones de los Colegios Mayores madrileños.
ResponderEliminarPero no se meta con Woodstock con tanta falta de piedad: ¿qué posibilidad teníamos de esnifar un poco de aquello los que, además, de dinero, carecíamos de las situaciones humanas necesarias para que se nos concediera la "gracia", que no el derecho, de tener pasaporte? (Aunque por el asunto del dinero, lo más lejos que llegué en esa época fue a Cuenca).
Y cuando vi la película, me pasó como a Charlton Heston en Soylent Green, cuando aprovechando la luz del sol se mete en un cine, pone en marcha el proyector, se ve "Woodstock" y cuando termina dice "Ya no se hacen películas como las de antes". Y este tío, se lo aseguro, donde pone el ojo pone la bala.
¡Quiero ser la tercera persona que usted conozca y haya visto Buffalo 66. Tardaré, lo sé, pero lo conseguiré.
Joé con el Buddy, ¡qué bellezón!
ResponderEliminarPero, mi querido NáN, ¡si no he postrado Woodstock en ningún momento! Es más, la recuerdo con cierto agrado -sobre todo los momentos de los Who totalmente desatados y la actuación de aquel guitarrista negro, Richie Havens, con aquella forma tan peculiar de tañer la guitarra. En cambio, nunca pude soportar a Joe Cocker, ni ebrio ni sobrio, y la actuación de Hendrix me pareció muy decepcionante...
ResponderEliminarCreo que donde veía Charlton la peli en cuestión no era en Soylent Green, sino en The Omega Man/El último hombre vivo. Nunca imaginé que un personaje interpretado por Heston gustara del rock o del hippismo extremo. Además, tener todo Los Angeles a su disposición y ver precisamente esa película... Lavado de imagen, seguro.
Sé que conseguirá ver Buffalo 66. De cualquier forma, a usted y a mí nos queda mucho cine japonés por ver...
Pues sí: la portada del disco de Buddy es... difícil de describir. No olvidemos que en los 50 los jefazos de la industria discográfica trataban endulzar algo tan nocivo y peligroso como el rock. En realidad, Buddy era un texano atípico. Que no era un facha, vamos. Se casó con una muchacha mexicana y fue uno de los primeros artistas blancos que tocó en el Apollo, local neoyorquino exclusivamente para negros...
Encantado de que haya vuelto con nosotros. Ahora que tiene tiempo, a ver si quedamos en los madriles o se da usted una vuelta por el páramo castellano...
Tiene razón, claro, no era en Soylent Green.
ResponderEliminarPues aunque le cueste creerlo, que a ese personaje que hacía el Charlton le gustara el hippismo no lo convierte en un gran actor... a pesar de que esta semana santa mi santa compañera me echara de la sala para verse los 10 Mandamientos y cuando pasaba yo por allí, harto de estar encerrado en mi estudio, me dijera: "Está bárbaro, con esos peinados con los que sale cada vez que habla con la Zarza".
En cambio, en uno de esos breves momentos de convivencia familiar, me encantó el ridículo trabajo de Edward G. Robinson haciendo de Datán: sobre todo ese en que ha pillado el control de la Tribu de Israel (¡qué inconsistentes, ¿no?! Cruzan encantados el Mar Rojo para meterse en el desierto y porque Moisés se pierda 40 días en la montaña se hacen datanistas) y se pone a hacer unos pases ridículos de pagano hedonista perdido, bailando delante del becerro de oro.
Como diría Paulo Coelho, el universo conspira que yo no entregue la traducción que tengo entre manos el día 20... Pero es que en esta casa Charlton Heston son palabras mayores. Y veo que están mentando su nombre en vano. Pues cuidado, amiguitos, no sea que Charlton les envíe una división de las aguas o algún regalo de los Amigos Celestiales del Rifle a la punta del dedo gordo del pie. O que reciban una bulevariana carta-matasuegras en sus respectivos domicilios. Ne touchez pas mon Charlton!
ResponderEliminarEl hermano Francisco está en lo cierto: no tomarás el nombre de Charlton en vano. Yo creo que jamás he disimulado mi pasión por él. Hoy día, no sé cuál de sus interpretaciones me gusta más. En esta temporada, me quedo con su papel de "Chino" Gordon en Karthoum (frente a un Laurence Olivier ridículo como El Mahdi), Miguel Ángel en El tormento y el éxtasis (menudo título) o aquellas del sensorround (Terremoto, La batalla de Midway).
ResponderEliminarNán: no censure a su santa, que Los diez manamientos es una diversión sin límites (bueno, un límite de tres horas).: esos colorines, esas miradas calentorras que le lanzan Anne Baxter, Yvonne de Carlo, John Derek y Yul Brynner, esa manía de Charlton de despelotarse a la menor oportunidad -preferentemente encadenado.
Respecto a los vaivenes ideológicos hebraicos, igual si te pasas 40 días en el desierto y el único que tiene acceso directo a Yahvé es Moisés, pues te haces datanista, punk judío o hipster veterotestamentario
Por otro lado, Charlton posee una virtud rara en un actor de cine: huele. En una escena de Horizontes de grandeza/The Big Country, Gregory Peck entra en el chamizo de Heston para ajustar cuentas y uno percibe que el cuarto apesta a sudor... a pura virilidad, vamos...
Hermano Francisco, si necesita ayuda con esa traducción del demonio, ya sabe que no tiene más que pedirlo...