martes, 3 de mayo de 2022

X (Ti West, 2022)


 por el señor Snoid

La idea era que la señora Snoid y yo nos separásemos. Pero no con abogados de por medio. Ella entraría a ver Downton Abbey. Una nueva era, y este siervo de ustedes Alcarràs. En el momento de adquirir la entrada, tuve una iluminación e inquirí al tipo de la taquilla: “Un momento. Un detalle importante: ¿esta película está doblada al castellano?” “Pues mira, sí. La íbamos a poner en catalán, pero como protestó mogollón de gente...”. “¡Putos españoles!”, mascullé, “¿Cómo?” “Nada. Cosas mías. ¿Cuál es la peli más infecta que echáis a esta hora?” (pues no era cosa de deambular dos horas por el centro comercial mientras la señora Snoid disfrutaba de la china, el mobiliario, los trajes, las piezas de jade saqueadas del Palacio de Verano de Peking durante la guerra de 1860 y demás elementos decorativos que sazonan la popular franquicia británica). Así que, con mínimas esperanzas y aún maldiciendo a los mentecatos distribuidores españoles, entré a ver X.

 

Hay que reconocer que no me arrepiento, pues X es la típica cinta que promete salpicaduras de sangre, hachazos, miembros amputados, sustos del tren de la bruja y las consabidas estupideces que jalonan este popular género. Más bien se trata de un film de “terror psicológico” con buenas dosis de humor que provocaron unos bostezos espeluznantes entre la chiquillería que me rodeaba en la sala.


Planteada como parodia-homenaje al cine de terror de los años 70 —el del primer Tobe Hooper o John Carpenter— y como parodia directa del cine del sobrevaloradísimo Paul Thomas Anderson, la historia no puede ser más chusca. Estamos en Texas, 1979, y un proxeneta decide meterse a productor (algo que hallamos muy apropiado) de pelis porno baratas, “Ya que con eso del video doméstico nos vamos a hacer ricos”. Recluta como actores a su novia, una joven stripper, a una compañera de esta, a un afroamericano veterano de Vietnam (porque, como bien señalaba Mario Van Peebles en El sargento de hierro, “Ninguna polla blanca mide 30 centímetros”) y como equipo técnico a un jovencito recién salido de la escuela de cine y a su novia. Nuestro productor ha alquilado una casita de huéspedes en medio de ninguna parte a un matrimonio de octogenarios y allá se van a rodar una peli titulada Las hijas del granjero. Huelga comentar el argumento de la película dentro de la película.


El director y guionista Ti West muestra una notable habilidad en el montaje y la planificación, así como un empleo muy afortunado de los elementos cómicos (algo que siempre fue una constante en el género, desde James Whale a John Carpenter), que harán más contundentes los momentos de tensión. Como muestra, un botón: de camino a su “localización”, se detienen a poner gasolina y comprar víveres. Nuestro actor negro se dispone a llenar el depósito, el joven cámara quiere filmar el momento y una de las actrices le sugiere: “Si haces una panorámica de arriba abajo, empiezas por su cabeza y consigues que parezca que el surtidor es su polla”. Una demostración más de que lo del “cine de autor” es una fantasmada y que el arte cinematográfico es un esfuerzo colectivo (por lo menos en el porno rodado en 16 mm.).


Y estos momentos de tensión dan comienzo en el rancho mediante una cuidadosa dosificación. Donde, a diferencia de otros films de este jaez, sí hay motivos para el asesinato en serie, pues las motivaciones son el deseo y la juventud, la vejez y la pérdida del placer físico. Quizá el momento más espeluznante y desagradable esté en la larga escena donde la anciana ranchera, Pearl, se acuesta desnuda junto a la dormida Maxine (Mia Goth, quien da vida con brillantez a ambos personajes) y la acaricia suavemente. No ahondaremos en el desarrollo de la trama. Únicamente señalaremos que, a diferencia de la mayoría de films por y para adolescentes, en X el primero en caer no es el jovencito más “sexualizado” ( o más salido), sino el más pacato, que hay abundantes referencias a otras películas del género —por lo general, muy bien hilvanadas, como la que hace referencia a Psicosis— y que hay una sorpresa final, brillante y estupendamente engarzada con los elementos que conforman el film, que hace que las sorpresas “finales” de un M. Night Shyamalan parezcan aún más estúpidas de lo que habitualmente son.

En conclusión: un entretenimiento muy recomendable, excepto para los amantes del cine de terror... 


 


 

 


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