Chistes, el Almirante Carrero Blanco, la “apología del
terrorismo” y el cine
por el Señor Snoid
Admitámoslo: no tenemos remedio. Los españoles, quiero
decir. Y este país tampoco. Hoy Unamuno no diría aquello tan cursi de “Me duele
España”, sino “Aborrezco España”. Y todavía hay gente que se escandaliza porque
un puñado de catalanes y vascos quieran alejarse de un sitio tan bizarro como
el reino de Felipe VI.
Y esto viene a cuento por lo de la muchacha que hizo esos
chistecillos en el twitter sobre el asesinato de Carrero Blanco y la petición
del fiscal de dos años y medio de cárcel, tres de libertad vigilada y ocho y
medio de inhabilitación absoluta. Menos mal que el garrote vil dejó de usarse
hace poco, que si no...
Voladuras controladas
Nosotros sospechamos que quizá el fiscal ha confundido a la
chica, que se hace llamar Cassandra, con la Casandra de la guerra de Troya,
hija de Príamo y Hécuba: una gafe de mucho cuidado; la muchacha podía ver el
futuro pero no impidió la destrucción de Troya. Quizá el fiscal haya entendido
que el delito de la aniquilación de los troyanos no ha prescrito y de ahí su
acusación de “humillación a las víctimas del terrorismo”. O quizá no haya tenido en cuenta que Carrero,
minutos antes de volar por los aires, voló directamente al cielo, pues acababa
de ir a misa de 8 y recibió el sacramento de la Eucaristía (estos vascos, sean
de la ideología que sean, siempre han sido un tanto santurrones y meapilas).
Quizá. Pero lo que nos tememos es que la represión, en sus múltiples formas, no
cesa de aumentar en los últimos tiempos.
Fraga y Carrero tenían más medallas y condecoraciones que
el general MacArthur
Es obvio y comprensible que gentes como Errejón, Levy,
Iglesias, Albert Primo de Rivera o Rufián usen el twitter para poner la primera
parida que se les pase por la cabeza, obtener el dedo alzado de sus miles de
seguidores, hacerse publicidad gratuita y engordar su ego. Al igual que
artistas de la talla de un Bustamante, un Dani Rovira o una Cayetana Guillén
Cuervo. Lo que nos parece un poco raro es que a una chavalita de 21 años se la
persiga por unos cuantos chascarrillos acerca de la mano derecha del
Generalísimo...
Franco, con disfraz
de Alférez de navío, con su amigo y colaborador
El célebre magnicidio dio lugar a una de las pelis más
bizarras del cine español: Operación Ogro, de 1979, dirigida por el italiano Gillo Pontecorvo,
famoso adalid del cine político más cutre (entre sus obras se halla Queimada, una de las pelis más estúpidas de
Marlon Brando: un logro en una filmografía que cuenta con títulos muy
grotescos). No negaremos que Operación Ogro es una peli, a su pesar, muy
divertida: ver a Gian Maria Volonté, a Sacristán y a Poncela interpretando a
miembros de ETA no tiene desperdicio. Les ofrecemos un breve fragmento para que
se hagan una idea de que es una peli que merece una revisión. Como también
sería deseable que el fiscal del Caso Cassandra revisara sus decisiones...
Me alegra que hayas encontrado palabras. A mí la acumulación de estas cosas me dejan incapacitado. Todo lo más, puedo balbucear, tal como cuenta la Maillard en su libro "La herida en la lengua":
ResponderEliminarFriedrich Hölderlin, recluido en un torreón, cuando le preguntaban algo contestaba invariablemente “Pallaksch, pallaksch”, una expresión con la que se remeda el balbuceo de los niños pequeños.
Sé que está traído por los pelos, pero me lo pedía el cuerpo. Además, lo cierto es que "Operación Ogro" era muy graciosa (o a mí me lo pareció hace años). Siempre hay una referencia cinéfila para una improvisación de este tipo...
ResponderEliminar¿Qué tipo de balbuceos emitirá el famoso fiscal? ¿Tarareará el "Cara al sol" o "Montañas nevadas" mientras se ducha? Señor, cuánto ignoramos...
La tal Cassandra no debe estar muy bien del coco, en twitter dice que odia a los niños y que odia a las feministas, ella se considera transexual lesbiana... además le desea la muerte a todo el mundo, toreros, Reverte, Dragó, políticos... no parece una persona muy sensata
ResponderEliminarAl margen del mayor o menos grado de sensatez de la muchacha, yo creo que, cuando el Estado se pone a legislar sobre el sentido del humor, está cayendo en un exceso. Chistes como los suyos podrán ser considerados de mejor o de peor gusto, divertidísimos o execrables, en función de la sensibilidad de cada cual, pero cuando un juez puede condenar a esta chica a una pena de cárcel de un año yo me quedo verdaderamente muy preocupado.
EliminarNo es tan importante que Cassandra sea una cretina total (y no dudamos que lo sea) sino que el estado, cada vez más represor y con maneras totalitarias, denuncie, juzgue y condene algo bastante intrascendente... Más grave aún si consideramos que la chica, aunque sea boba, carece del poder, amistades e influencia que tienen otros bobos (y pillos) que se van de rositas. Y no precisamente por soltar chorradas en Twitter...
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