La página del señor Snoid
El brexit, el cine inglés y Pasaporte a Pimlico
1. El cine inglés, ese desconocido
Aunque parezca extraño, españoles e ingleses están de
acuerdo en una cosa: ambos grupúsculos consideran que sus respectivas
cinematografías nacionales son una porquería. Nosotros hemos conocido varias
generaciones de españolitos que tenían como lema eso de “Yo, por principio, no
veo cine español”. Como si te dijeran, “Yo, por principio, me maqueo con Axe
Radical Odour”. Y se quedan tan anchos. Por lo habitual, estos seres son los
que hacen cola para ver películas de excepcional calidad tipo X Men
Apocalipsis, El
Hobbit o la última
de Liam Neeson en plan vengador maduro, generalmente dirigida por algún catalán
apátrida.
¿Y qué decir de los ingleses? Pues que saltan de júbilo
cuando a alguno de sus directores le entronizan, como le pasó a David Lean
cuando empezó a hacer aquellos tostonazos como El puente sobre el río Kwai, Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago o las muy inmundas La hija de
Ryan o Pasaje a
la India. O, en el
extremo opuesto, a un director simpático y bienintencionado pero torpe y burdo
como Ken Loach (sí: estuvo muy de moda a principios de los 90). Lo demás es
silencio o desprecio. Nosotros hemos tenido ocasión de discutir acaloradamente
con hijos de la pérfida Albión sobre las bondades de su cine y ellos nos
negaban la mayor: que si Laurence Olivier era un ham actor, que la única buena de MacKendrick
es Sweet Smell of Success, que quién es ese Jack Clayton, que las comedias Ealing son
todas una mierda, que Hitchcock empezó a hacer buen cine cuando se fue a
Hollywood... La culpa no es sólo de su cerrazón mental (que la tienen, claro):
la culpa, como de costumbre, la tienen los franceses. Cuando los galos se
erigieron en árbitros de la elegancia en esto del cine, como un solo hombre
decidieron que el cine inglés era una aberración. El célebre crítico François
Truffaut afirmaba sin ruborizarse que “Hay algo intrínsicamente contradictorio
entre Inglaterra y el cine”. Godard, en sus muy indocumentadas Histoire(s), al hacer un repaso del cine
europeo tras la II guerra mundial, declaraba “Y los ingleses siguieron haciendo
lo de siempre... Es decir, nada”. Mientras tanto, se cubría de laureles a
directores como André de Toth o Delmer Daves. En fin, que si no fuera por
Scorsese, Powell&Pressburger dormirían el sueño de los justos, al igual que
Spielberg, Milius y compañía se dedicaron a reivindicar a Lean ante tirios y
troyanos. Menos mal que los yanquis están siempre dispuestos a echar una mano a
sus primos hermanos. Por un precio: siempre por un precio.
Escudo del ducado de Borgoña
2. Brexit y otras huidas
Las razones que los medios han puesto de relieve a propósito
del Brexit
pueden resumirse brevemente: el pueblo inglés está compuesto de hooligans. Gentes que arman broncas, beben
hasta el desmayo, orinan en la calle, sus opiniones políticas se sintetizan en Rule,
Britannia y, horror
de los horrores, son racistas y xenófobos. Nosotros creemos que las razones son
un poco más complejas. Como nos dijo en cierta ocasión un profesor cuando
asistimos a la universidad eones ha, “Tomados de uno en uno, los ingleses son
impresentables y borricos (hay excepciones), pero como pueblo, son un pueblo
inteligente”. Repasen la historia: fueron los primeros en obligar a un rey a
firmar un amago de constitución (la Carta Magna), los primeros en decapitar a
un rey (aunque luego el Lord Protector Cromwell se reveló tan facha que nada
más palmar decidieron volver a lo malo conocido) y fue el único imperio que se
deshizo de sus colonias de una forma inteligente (el fracaso en EEUU y en la
India se debió a causas demasiado prolijas para explicar aquí). Una de las
razones del Brexit
la exponía Jack Aubrey en la excelente Master&Commander:
Sustituyan “la guillotina en Piccadilly” por “austeridad”,
“Napoleón” por “Merkel” o “Bruselas” y verán que dos siglos después una banda
de ingleses enfervorizados vuelve a gritar “¡No!” a pleno pulmón. De hecho, el
que los británicos hayan decidido salirse de esta Europa de los mercaderes o de
las multinacionales no nos parece ni bueno ni malo, sino todo lo contrario.
Antes se hubieran ido si la UE no fuera exclusivamente el feliz campo de juego
de los oligarcas y sí una auténtica unión política. Lo único que nos extraña es
que los mandamases de la City hayan consentido tal resultado. Algo tendrá ver el
semisecreto tratado de libre comercio con EEUU. Es indudable que aquí hay gato
encerrado y que los potentados británicos que gozan de escandalosas plusvalías
sacarán beneficios. Pero aún no sabemos cómo...
El ducado de Borgoña en su mayor
momento de esplendor
3. Pasaporte a Pimlico
No es esta, sin embargo, la primera vez que los británicos
organizan una secesión. Todo este follón del Brexit nos ha hecho recordar una muy
simpática comedia, Pasaporte a Pimlico (Passport to Pimlico, Henry Cornelius, 1949), película
que resulta de enorme actualidad, pues pone en solfa todas estas candentes
cuestiones de nación, fronteras, aduanas, aranceles, refugiados y solidaridad
que con asombrosa hipocresía nos restriegan los medios de comunicación todos
los días.
El guión, obra del genial T. E. B. “Tibby” Clarke (también
autor de los libretos de, por ejemplo, Oro en barras y Gideon’s Day/Un crimen por
hora) es un disparate
tan bien elaborado que su bizarra premisa resulta hasta convincente: en el
Londres de posguerra, medio en ruinas tras cinco años de bombardeos, y con
cartillas de racionamiento, la detonación accidental de una bomba alemana
descubre el último resquicio del antiguo ducado de Borgoña. Las autoridades
académicas validan el descubrimiento: el último duque borgoñés, Carlos el
calvo, no murió en combate: plantó sus reales en lo que hoy es el barrio de
Pimlico, y por tanto, Pimlico no es suelo londinense, ni siquiera inglés, sino
borgoñón.
El área actual de Pimlico,
antiguo ducado de Borgoña
Los habitantes del barrio pronto se dan cuenta de que su
nuevo estatus les exime del racionamiento y de las penurias de la triste
posguerra: no hay impuestos, los aranceles aduaneros se eliminan y el barrio se
convierte en una zona de libre comercio. Tanta es su alegría que incluso
proclaman con orgullo su condición borgoñona:
La constitución del nuevo “estado” da lugar a situaciones
cada vez más delirantes. Así, la inspección aduanera que se realiza en el metro
que pasa por el barrio, encabezada por el nuevo primer ministro (ex propietario
de la tienda de ultramarinos), el nuevo jefe de policía (el antiguo bobby del barrio) y el ministro de
economía (antes empleado del “Banco del sur de Inglaterra”):
El cartel hace referencia a
Stafford Cripps, ministro de economía y canciller del Exchequer en 1949
Naturalmente, el gobierno reacciona con violencia:
impone un bloqueo total al nuevo
territorio borgoñés. No hay electricidad, el agua y los alimentos escasean...
Sin embargo, los ingleses, que no son tan xenófobos como nos los pintan, se solidarizan
con sus nuevos vecinos de Borgoña y les proveen de alimentos y productos
básicos a despecho del bloqueo. La solidaridad triunfa sobre la violencia
gubernamental.
Al final, se producen unas demenciales conversaciones “de
paz” entre ambos “gobiernos”. Los borgoñones, merced a una brillante idea de su
ministro de economía, accederán a reintegrarse en Gran Bretaña “prestando” al
gobierno de su graciosa majestad el tesoro de Borgoña. A cambio, por supuesto,
de ciertos privilegios y exenciones...
Educativa película que debería ponerse en todas las escuelas
de la UE y territorios periféricos. Preferentemente, en la reciente asignatura Iniciación
a la actividad emprendedora...
Mr Snoid! NO tengo tiempo, peor justo ayer moví entre algunos contactos míos de WA el siguiente programa de radio sobre el Brexit, donde se hablaba de Passpor tot Pimplico, The ladykillers and so on...
ResponderEliminarhttp://www.eldiario.es/carnecruda/programas/Brexit-ahora_6_533756626.html
Más luego, estoy en curro...
di
Pero no se hablaba de Passport to Pimlico, Di querida. Se hablaba de The Ladykillers y de otras exaltaciones de lo "auténticamente británico", como esta joya de canción de The Kinks, que, curiosamente, es la canción pop preferida de Cesita:
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=lc7dmu4G8oc&list=PL40xdWb-2paezlG0eNJH6EuYDqIaZb3nj
Ay Str Snoid! Que me fallan ya las referencias, de semejante caca de lecturas q llevo en las últimas semanas... aquí el artículo de Will SElf, donde sí q cita a Pimlico...
Eliminarhttps://www.theguardian.com/books/2016/jul/02/will-self-brexit-fallout-european-referendum-patriotism
Y póngame usted a los pies de su Sra Snoid y nuestra cesita... oh! Los kinks! Y oh! "The ladykillers"! .. hace q no la veo, se la voy a poner a Mini...
muxus
di
"cacao de lecturas".. aunque el teclado me ha delatado.. son KK muchas veces...
EliminarMr. Snoid, com va la vida?
ResponderEliminarPodria aclarir aquesta afirmació?
"David Lean cuando empezó a hacer aquellos tostonazos como El puente sobre el río Kwai, Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago o las muy inmundas La hija de Ryan o Pasaje a la India".
Estic d'acord amb els comentaris sobre Loach, però em fereixen aquests sobre Lean. Contenen alguna ironia que no entenc, o són totalment seriosos? Li agraden més les seues pel·lícules "angleses" (Dickens, Brief Encounter, etc.). O, en cas que no li agradi aquest director, m'agradaria que m'ho expliqués millor. De passada, jo li explicaria la visió que tinc d'ell (amb connexions shakespearianes incloses)...
Excelente artículo, señor Snoid. Ponemos "Pasaporte a Pimlico" en cabeza de las películas grabadas por usted para el hermano Francisco que éste todavía no ha tenido tiempo para ver. Sobre el Brexit, a nosotros lo que nos hubiera extrañado es que hubiera ganado el "No". Por otro lado, personas bastantes más informadas sobre economía que servidor le han comentado a uno que todavía están por ver las razones ocultas financieras de la organización del referéndum. En cuanto a Lean, sí, explíquese. (Yo hace siglos que no veo nada de él, aunque lo tengo en cola desde hace un tiempo: imagino que para 2018 habré tenido tiempo de ver algunas de sus pelis y formarme una opinión propia... Ahora ando metido en una comparativa Minnelli-Sirk, que en realidad terminó ya en el primer combate,. Adivine, usted que ahora se pierda nuestras brillantes intervenciones en FB -¿sabe que vamos a formar una página de fans para su regreso?- a favor de quién...).
ResponderEliminarYa me lo imaginaba... En fin, queridos Félix y Francisco: esto va a ser más largo que el post. Ustedes lo han querido, y ante las preguntas de un amable y querido seguidor y de un hermano en la fe no hay paños calientes que valgan. Empezaremos por los más célebres: de "El puente sobre el río Kwai" se puede decir aquello de "Raoul Walsh rodó Objetivo Birmania en un jardín botánico y aquello parecía la jungla; David Lean rodó El puente sobre el río Kwai en la jungla y aquello parecía un jardín botánico". William Holden repite su papel de Stalag 17 y saca pecho, Sessue Hayakawa se pone histérico, Jack Hawkins, hábil instructor de comandos, no duda en reclutar a un joven inexperto y a un tipo que ha usurpado la identidad de un oficial; los japoneses son inferiores y no saben construir un puente decente: el genio inglés se impondrá; a Alec Guinnes no se le debilitó el seso en la "neverra": ya lo tenía débil cuando llega al campamento. Conversaciones a gritos sobre la heroicidad, el deber y la conducta militar con un fondo de nativas porteadoras. Al final, a uno le dan igual los personajes de cartón y sólo importa si volarán el puente o no. Y lo vuelan (de aquella manera). Holden se vuelve heroico, Guinness recupera la compostura y el doctor clama "¡Qué horror!". Lo curioso es que en ningún momento simpatizamos con él ni con Holden. Película que ha pasado a la historia por los silbidos aquellos... Y porque se supone que encarna un "mensaje" antibelicista (MIchael G. Wilson, guión) con el que el director no está muy de acuerdo.
ResponderEliminarQué duda cabe que en "Lawrence" hay buenos momentos (la aparición de Omar Sharif, por ejemplo) como también momentos espeluznantes. La escena mística de Lawrence cuando planea tomar Aqaba y con la mirada eloquecida de o'Toole susurra, "Aqaba, Aqaba". Pero no acaba: quedan aún dos horas. Cuando le apresan los turcos y le torturan, Lean inserta un primer plano del oficial turco (José Ferrer) en el que este se relame. Sin duda, un eco de que Lawrence le contó a la mujer de G. B. Shaw que el turco "le había dado por el culo" (textual). Y así trasncurre la peli, con escenas bien resueltas y otras que dan vergüenza ajena. Y como suele suceder en Lean, los personajes carecen de toda enjundia: ni el propio Lawrence (insoportable O'Toole), ni Kitchener (Hawkins), Feisal (Guinness), el jeque narigón que interpreta Anthony Quinn, etc. Otra cosa hubiera ocurrido si se le hubiera dado más cancha al periodista americano que encarna Arthur Kennedy: él fue el verdadero artífice del fenómeno Lawrence con el aplauso del Alto Mando. La guerra en Francia era un tostonazo real de tricheras y barro, barro y trincheras y había que sacar en la prensa algo "bonito": ¿Y qué más bonito que Lawrence con su daga curva vestido de moro de las fiestas de Alcoy?
En "Doctor Zhivago" Lean dio un paso más en cuanto a su proceso de "desindentificación" con los personajes al meter a Omar de prota, inexpresivo durante 3 horas a merced de los acontecimientos. También hizo sus primeras incursiones serias en lo cinematográficamente cursi con el palacio de hielo y la musiquilla de Maurice Jarre: como si a Rimsky Korsakof le hubieran dado una balalaika y le hubieran dicho: ¡a componer! ¡Y Rod Steiger!¡Y Julie Christie, que parece aún en papel de "Darling"! De aquí se salva Tom Courtenay y con apuros...
Respecto a la "Madame Bovary irlandesa", esto es, "La hija de Ryan" no hay más que acudir a la escena en que Sarah Miles y el oficial inglés hacen el amor en el bosque para constatar que Lean había perdido todo sentido del decoro y de los límites de la horterada: aquello era como para que a Just Jaeckin se le salieran los colores. Y Maurice Jarre sigue dale que te pego... En fin, que Sarah Miles parece tan boba como Emma, pero sin su patetismo... La puntilla a tan excepcional reparto la puso una periodista gringa, que en el estreno de film le preguntó a Lean: "¿De veras pretende que nos creamos que Robert Mitchum es un pobre hombre?"
ResponderEliminarSr. Snoid, i què pensa de les seues primeres pel·lícules, aquells melodrames i aquelles adaptacions que va fer de Dickens? A mi sempre m'han agradat molt "Brief Encounter", "Passionate Friends" i "This Happy Bred". Són pel·lícules que vaig veure molt de jovenet i que em van marcar, sobretot la tercera i el seu relat tan sincer de la "Common People". Fixi's bé si això és cert, que fins i tot m'agradava emparentar-les amb algunes coses de Shakespeare. Recorda el monòleg de Henry V la vespra de Agincourt, quan diu que ell només és un home corrent, que per ser rei no es diferencia dels soldats...? Jo ahí veia cert esperit britànic, que donava com a resultat l'incipient parlamentarisme, la democràcia, etc. i que podia detectar-se en la seua tradició cultural, de Shakespeare a Dickens i fins i tot en Lean.
ResponderEliminarDe fet, en els grans relats d'aquest director, que a vostè tan poc li agraden, em semblava veure aquesta contradicció: homes corrents i normals perduts en els grans conflictes de la Història.
Ara bé, Lean també va ser crític amb aquest esperit, perquè si recorda bé a "Passage to India", que també sempre m'ha agradat molt, les dues turistes angleses causen grans problemes tot i ser respectuoses amb la cultura nativa i estar plenes de bones intencions.
Però clar, després veiem les pel·lícules del Free Cinema, i assistim a l'origen del rock, i veiem que la "Common People" no és tan ideal com ens pensàvem i que potser sempre hem estat uns ingenus...
En fi, gràcies per la lliçó de realisme.
Pues sí: en cierto modo, ese era el objetivo, "hombres corrientes perdidos en medio de los grandes conflictos históricos". Esto es cierto en "Zhivago", pero T. E. Lawrence no tenía nada de ordinario: es como uno de esos héroes victorianos que hacen carrera en el imperio (Brooke en Indonesia, Richard Burton en África, Colin Campbell en cien campañas), sólo que décadas después de estos. Gran escritor además. "Es usted extraordinario", le dice Kitchener. Y es obvio que Lean está de acuerdo. Por otro lado, siempre me pareció que "Pasaje a la India" tiene truco: Lean hace todo lo posible para que "la conciencia" de la película la represente James Fox, blanco que conoce bien la cultura india, se enfrenta a sus compatriotas y encarna las simpatías del espectador occidental... Al hacer que el auténtico protagonista, el médico indio, sea tan servil, cuando debería ser el auténtico protagonista de esta tragedia. Y como siempre, a pesar de los pesares, hay buenas escenas, Judy Davis está espléndida... Pero me deja con el regusto de que podría haber sido mucho mejor.
ResponderEliminarDe las primeras, antes de la horrible "Locuras de verano", creo que "Hobson's Choice" es mi preferida, junto con "In Which We Serve" que, pese a la propaganda, tiene una fuerza notable. También las basadas en Dickens me gustan.
Lo del "Free" es muy curioso, pues esa pretensión de retratar al hombre "corriente", de clase trabajadora, en la mayoría de los casos es enormemente negativa: Laurence Harvey es un arribista en Room at the Top, al igual que Alan Bates en "Fango en la cumbre"; Richard Harris y Rachel Roberts interpretan a personajes muy desagradables en This Sporting Life, como el "Working Class Hero" Richard Burton en "Mirando hacia atrás con ira"... Uno tiene la impresión de que en el fondo todos estos directores (Anderson, Richardson, Clayton) no podían escapar a ciertos prejuicios de clase (casi todos provenían de la clase "alta", educados en Cambridge o en Oxford) y que sus (presuntas) buenas intenciones daban resultados un tanto contradictorios...
ResponderEliminarSr. Snoid, em dono per vençut. Potser hi hagi alguna qüestió de gust personal pel que fa a les nostres apreciacions sobre Lean, contra les quals és difícil de tractar de convèncer a qui en té un altre. En qualsevol cas, el que m'agrada del seu diàleg és que me n'adono que encara em falten moltes coses per saber i per veure. I això em porta a concloure que, de vegades, en lloc d'opinar tan lleugerament, hauria de pensar millor les coses i basar-me en pressupòsits més sòlids.
ResponderEliminarPer això, llegir el seu blog (i també parlar-ne) em permetrà corregir moltes de les llacunes que encara tinc. Així, que no tardi a compartir alguna cosa.
Mentrestant, també seguirem amb aquest gust personal de cadascú. Per exemple, últimament m'ho he passat bomba amb "Finding Dory" (Pixar és la meua debilitat).
Un salut i fins aviat!!!
Querido Félix, no hay que darse por vencido, pues esto no es una disputa sobre quién tiene razón o no; posiblemente esté yo en un error y el desagrado que me causan las pelis de Lean a partir de aquella cosa con Katharine Hepburn y ¡Rosanno Brazzi! sea una de mis innumerables manías... De todas formas le recomiendo vivamente que vea Hobson's Choice (aquí se títuló "El déspota"). Yo es que creo que a Lean Hollywood le sentó mal; de hecho, "El puente.." era un encargo (William Holden le recomendó a Lean que sería mejor adaptar Merry Christmas, Mr. Lawrence, pues la novela le parecía muy superior a la de Boulle), "Lawrence" era un producto impulsado por Sam Spiegel (Lean quería a Albert Finney, Spiegel impuso a O'Toole). Pero su declive e inactividad a partir de "Zhivago" no dejan de sorprenderme...
ResponderEliminarLagunas cinematográficas las tenemos todos. Personalmente, yo creo que tengo océanos enteros respecto a ciertas cosas...
Y sí, en cierto modo los gustos personales a veces se imponen sobre los razonamientos objetivos. Ayer vi en cine Drums along the Mohawk y todo me pareció muy bien (hacía tiempo que no la veía en pantallón), excepto que Claudette Colbert me pareció la actriz menos fordiana del mundo...
A la señorita Snoid le encantó Finding Dory. Y no es una niña, no: es recién veinteañera. Qué tiempos cuando me obligaban a ver Madagascar 2 o cualquier basura Dreamworks. Ya a las de Pixar no me llevan...
A veure les pelis de Pixar jo hi vaig sol i m'ho passo pipa... i, fins i tot, ploro...
ResponderEliminarPel que fa als gustos, suposo que també compta els diferents moments de la vida: el que ara m'agrada igual em sembla horrible d'aquí a vint anys. En qualsevol cas, la vida és massa curta per adormir-se i el que cal fer és anar per feina...
Salut!!!!